Había pasado un mes y las cosas no podían ir mejor entre Amelia y Alex.
Se sentía segura con él, ni siquiera le importó que aparecieran fotos de los dos en el baile en varias páginas web y en el periódico. Creía que allí, con Alexander, Barth ya no podría alcanzarla.
La barriga de Amelia estaba creciendo y hacía quince días Alex la había acompañado a una cita para ver la ecografía del bebé. Estaba realmente contenta y todo iba bien.
Eran las cuatro de la madrugada cuando el móvil de Amelia empezó a sonar sin parar.
Estaba durmiendo con Alexander abrazado a su vientre y oliendo su pelo.
Se separó lentamente de sus brazos para coger el móvil y ver las llamadas de Benjamin en la pantalla.
- ¿Ben? ¿Qué te pasa? - preguntó, todavía somnolienta.
- Amy, papá y Bernard han tenido un accidente de coche y están en el hospital. - La voz de su hermano sonaba tensa al otro lado de la línea.
Amy se levantó de la cama de un salto y se dirigió al armario.
- Hoy mismo me voy a Charleston. - advirtió