Alex estaba en la puerta de la Universidad de Nueva York con su traje bien hecho y gafas de sol. Unas cuantas chicas se le quedaron mirando mientras Amelia se acercaba sonriente.
En cuanto la vio, esbozó una sonrisa y la estrechó entre sus brazos con un cálido beso en los labios.
- ¿Qué tal tu primer día? - le preguntó, rodeándole la cintura con los brazos mientras le recorría el cuello con los labios, burlándose de ella.
- Muy bien. El profesor Brown es excelente. - contestó Amelia, dándose cuenta de que la gente a su alrededor los miraba.
- Alex... Estáis todos mirando. - Le riñó ella, intentando zafarse de su abrazo, pero fue en vano.
Él la estrechó contra sí, deslizando los dedos por su nuca y sujetándola. Un abrazo que debilitó a Amelia.
- ¿Y entonces? - preguntó, con sus ojos azules fijos en los de ella-. - Eres mi mujer y quiero besarte.
- Los dos sabemos que con estos besos y tú abrazándome así, vamos a acabar sin ropa. - respondió ella suavemente. - Y no quiero que me echen e