La seguí por detrás mientras ella se acercaba a la puerta y la abría.
—¿Maura Morrison?
—Sí.
—Firme aquí por favor.
No pude distinguir bien a la persona, pero sabía que se trataba de un recadero. Se marchó después de que maura firmara y cuando se volvió a mí, llevaba un ramo de flores en la mano y las miraba extraña.
—¿Un admirador secreto? —pregunté.
—No lo sé, pero son hermosas.
—Tendrá alguna tarjeta por algún lado. —me acerqué y la rebusqué entre l