Capítulo 125
Nara está emocionada. Es la primera vez desde que supo de la enfermedad de Andrea que siente una esperanza real, una posibilidad clara de sacar a su hija del sufrimiento. Por primera vez en mucho tiempo puede respirar sin sentir que el aire le pesa.
La felicidad de tener a su nuevo bebé entre los brazos, de sentir su calor y escuchar sus pequeños sonidos, es indescriptible. Para ella, ese niño es más que un hijo: es la vida misma devolviéndole una oportunidad. Un renacer no solo para Andrea, sino también para ella y Marco.
Marco no se aparta de su lado. Mientras los doctores preparan todos los documentos para la operación de Andrea, él se mantiene firme, silencioso, sin soltarle la mano. Puede ver en los ojos de Nara un brillo que había desaparecido hacía meses, una mezcla de miedo, ilusión y fe.
Ambos esperan ansiosos el momento de ver a su hija antes de que inicie la preparación para la cirugía, pero cuando llegan a la habitación, el vacío los deja helados.
La cama de A