—¡Suéltame! ¡Si te atreves a tocarme, mi papá no te lo perdonará!
Renato se rio con arrogancia:
—¿Tu papá? Tu papá es un perfecto inútil.
—¡Auxilio, auxilio!
—Deja de gritar. Llevas ropa interior muy seductora. Qué puta.
Renato le dio una bofetada directo en el rostro. Luna giró la cabeza y se mordió, pero Renato agarró su cabello y lo tiró con fuerza.
Luna gritó de nuevo.
Justo en ese momento, un hombre bajó cautelosamente las escaleras desde arriba.
Luna se aferró a esta gran oportunidad como si fuera un salvavidas:
—¡Ayúdame, por favor, sálvame!
El estrecho pasillo se volvió abarrotado con tres personas. Renato miró ferozmente al recién llegado:
—No te metas en mis asuntos.
Este hombre tenía una actitud bastante fría y dominante, incluso era medio más alto que Renato. Con un rostro inexpresivo, miró a Renato:
—¡Suéltala!
—¡Lárgate!
—Te lo diré una última vez, suéltala ya.
—¿Qué harás si no la suelto? ¿Sabes quién soy? ¡Podría matarte ahora mismo! —Renato soltó el cabello de Luna y s