Capítulo 847
Ahora, toda la paciencia de Andrés se había concentrado solamente en Luna.

Él salió en ese momento del cuarto y vio a una joven escondida furtivamente detrás de la esquina. Con una mirada fría, la figura de Nadia se escabulló con gran agilidad, tal cual ladroncilla.

Después de un largo rato, ella asomó la cabeza para ver al hombre que ya se había ido. Nadia se acercó con cautela, y esta vez el guardaespaldas no la detuvo.

Pero al ver al guardaespaldas en la puerta, ella aún se sentía muy inquieta. Sigilosamente, se deslizó con cuidado al cuarto.

Luna escuchó el fuerte ruido afuera y pensó que era Andrés quien había regresado, pero para su gran sorpresa, era Nadia.

Al ver el estado de Luna, las lágrimas de Nadia comenzaron a brotar incontrolables. Después de escuchar el sonido de sus sollozos y sorbos, Luna abrió lentamente los ojos.

—¿Nadia? —ella tosió un par de veces y se incorporó lentamente en la cama —¿Por qué estás aquí?

Nadia se lanzó sollozando con gran amor al pecho de Luna:
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