Luna colocó el vaso de agua en la mesita de noche y le dijo:
—Ya sea que yo esté a tu lado o no, debes cuidarte muy bien. Tu cuerpo te pertenece a ti mismo.
Ella quería retirar con delicadeza la mano, pero Gabriel la agarró con más fuerza y preguntó:
—Dijiste que me darías tiempo para pensarlo. Aún cuentan esas valiosas palabras, ¿verdad?
Luna mostró una sonrisa amarga y respondió:
—Si quieres que vuelva, volveré.
En realidad, entre ellos, la relación nunca sería una equilibrada. Ella siempre sería la parte que tendría que ceder. La razón por la que había regresado a la familia Sánchez no era solo por respeto a Dafne, sino principalmente por las palabras dadas de su padre.
Anoche, escuchó toda la conversación entre Miguel y Andrés. En resumen, definitivamente si ella no se casaba con Gabriel, la utilizarían como un objeto y la entregarían a otra persona para beneficiar a la familia y también para allanar el camino de Andrés.
No entendía por qué Miguel valoraba con tanto esmero a Andrés