—Además, estás a punto de tomar tus exámenes de ingreso a la universidad y no quiero que te distraigas. Temo que afecte a tus emociones.
—En realidad, me gusta mucho la profesora Carolina —contestó Luna con voz débil—. Si está dispuesta a quedarse con mi papá, la aceptaré. Además... no te preocupes por mis exámenes de ingreso a la universidad, porque ya he decidido en qué universidad quiero ingresar.
—¿En serio? ¿Puedes decírselo a tu hermano? —preguntó Andrés.
—Quiero ingresar a la Universidad Normal de la Ciudad Boscosa. Quiero ser una maestra. Después de graduarme, planeo enseñar en una zona remota —dijo Luna.
Andrés parpadeó. Se quedó mirando fijamente a Luna, que tenía la cabeza baja.
—Boscosa está a miles de kilómetros de Astraluna. Incluso en avión, se tarda más de diez horas en llegar allí, Luna... No quiero que vayas a una ciudad tan lejana.
—¿Por qué no quieres?
—Porque no quiero...
Andrés no deseaba que ella se fuera. Solo quería que permaneciera bajo su control. Pero Luna