Los guardias de Jack se acercan rápidamente para comprobar cómo está su jefe.
—Jefe, ¿está todo bien? ¡Por favor, jefe, diga algo! ¿Está bien o lo hirieron? —pregunta uno de los guardias, intentando abrir la puerta.
Jack permanece en el suelo, completamente inmóvil. Aunque está bien y no fue baleado, su cuerpo tiembla y, por más que intenta controlarlo, el nerviosismo ya lo ha dominado. Está pálido como una hoja de papel y paralizado en el lugar. El guardia levanta a Jack, sentándolo correctamente en el asiento, mientras verifica si está herido. Jack pone las manos en el volante, intentando asimilar todo lo que pasó allí. No imaginaba que algo así pudiera ocurrirle. Liz acababa de desaparecer, y aunque todos le habían advertido que siempre anduviera con los guardias, él había despedido a los dos que normalmente lo acompañaban, prefiriendo que estuvieran en un coche más atrás. Para él, no era necesario tener a alguien encima las 24 horas.
Jack no sabe qué hacer ni cómo actuar en ese mo