Anton se pone muy nervioso, pues ahora ve que su máscara ha caído. Por mucho que quiera ayudar a su amiga, ya no hay nada más que hacer, pues necesita pensar primero en él y luego en los demás. Se ve en un callejón sin salida y no está dispuesto, de ninguna manera, a quedarse preso el resto de su vida por algo que no cometió. Tiembla perceptiblemente mientras mira al investigador, que tiene una sonrisa cínica en el rostro.
—Está bien, no hay manera, ahora veo que tengo que hablar, pero le digo de una vez que no tuve nada que ver con ninguno de esos crímenes. Solo hablo con ella y tenemos una amistad muy duradera. Le contaré todo desde el principio para que pueda entender.
—Perfecto, ahora sí estamos hablando. Dependiendo de la información que me dé, tendremos un acuerdo muy satisfactorio para usted, que le beneficiará mucho.
Pedro está sentado en la sala de espera y es llevado a una sala donde, a través del cristal, puede seguir la declaración de su novio.
—Nos conocemos desde la univ