En un dormitorio de la Mansión Stormy.
Pedro yacía inconsciente en la cama, con el ceño fruncido y el rostro morado.
Las toxinas en su cuerpo colisionaban y luchaban sin cesar contra su verdadera energía vital.
De vez en cuando, sangre negra brotaba de su boca y nariz.
El rey de los medicamentos, Reynaldo, estaba sentado junto a la cama, aplicando agujas con extremo cuidado para desintoxicar a Pedro, con una expresión de intensa concentración en su rostro.
Rodolfo, Zoraida, Lizbeth y otros permanecían a su lado, mostrando preocupación en sus rostros.
El veneno de la Píldora de los Siete Días para Matar aún no se había neutralizado, y ahora se había añadido un veneno desconocido y potente, empeorando aún más la situación.
Ricardo, junto con la federación de artes marciales de Ciudad U, seguía buscando a Tadeo, quien había desaparecido sin dejar rastro.
Ahora, todo dependía del rey de los medicamentos.
Con el paso del tiempo, la frente de Reynaldo comenzó a sudar y su respiración se agit