—Qué ruido más molesto —Pedro, con el rostro frío, pateó a Rogelio y lo mandó volando con un solo golpe.
Un movimiento simple y brusco, sin la menor vacilación.
—¿Qué? —Al ver esto, Josué y su grupo se quedaron boquiabiertos.
Gedeón también olvidó su dolor, mostrando una expresión de incredulidad.
Nadie esperaba que Pedro fuera tan despiadado.
Sin mediar palabra, pasó a la acción.
¡Ese era el administrador de la familia Cedillo!
¡Un personaje importante de la Ciudad A!
Con una sola palabra, podía decidir sobre la vida y la muerte de alguien.
Lo más importante era que Rogelio representaba la dignidad de la familia Cedillo.
Golpear a Rogelio era, sin duda, una afrenta a la familia Cedillo.
¿Cómo se atrevió este hombre?
¿Acaso no le importaba su vida?
—¿Te atreves a herir a Rogelio? ¿No sabes el gran problema en el que te has metido? —Gedeón, entre el shock y el miedo, gritaba furioso.
—Una mera mascota de la familia Cedillo, ¿de qué gran problema hablas? —Pedro, con una mirada gélida, re