Punto de vista de Serena
—¿Cómo...? —Mi voz se quebró, apenas salió como un susurro. No sabía qué preguntar primero. Mi mente corría desbocada y mi cuerpo estaba a punto de desplomarse bajo el peso de todo aquello—. ¿Cómo sabes eso, Bill?
Me miró con una expresión más suave de lo que jamás le había visto y dio un paso hacia mí, como si temiera que me desmoronara si se acercaba demasiado rápido.
—Tengo una grabación. Una confesión del Dr. Russell.
Parpadee, intentando despejar la niebla de mi cabeza. —¿El Dr. Russell? Él... él atendió el parto de Colín.
Bill asintió. —Sí, y te mintió. Es parte de todo esto.
No podía moverme, mi mente seguía atascada en esas palabras: "Nuestro hijo está vivo". Todo lo demás se sentía borroso.
—Pero... ¿por qué? ¿Por qué haría algo así?
Bill respiró hondo, con la mandíbula tensa. —Dinero, le dieron medio millón de dólares.
Mi corazón dio un vuelco. —¿Medio millón?
Asintió, su rostro estaba nublado por la ira. —Eso es lo que le pagaron al Dr. Russell. Dijo