Capítulo 161
Punto de vista de Serena

Bill, el abogado Murilo y yo, nos dirigíamos hacia la mansión de Bill en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos.

Mientras nos acercábamos a la casa, sentí una extraña mezcla de emociones. Ese lugar solía ser mi hogar, y los recuerdos regresaron como una avalancha, tanto los buenos como los malos. Apreté mi bolso con más fuerza cuando la casa apareció ante nuestra vista.

Al caminar por la casa, las empleadas con las que me cruzaba me sonreían. Daisy, una de las mucamas, vino a saludarnos.

—¡Señora Serena! Qué gusto verla de nuevo. —Exclamó.

Le devolví la sonrisa, sintiendo que parte de la tensión se disipaba. —También me alegra verte, Daisy.

Daisy nos saludó con un gesto y se marchó, volviendo a sus tareas.

Entramos a la sala de estar, donde Bill señaló hacia el gran y mullido sofá en el centro de la habitación.

—Sentémonos aquí —indicó.

El abogado Murilo y yo tomamos asiento en el sofá, mientras Bill acercaba un sillón y se sentaba frente a nos
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