Punto de vista de Bill
—Te dije que no llamaras así a Serena. —Dije, intentando mantener la voz firme, pero había un tono cortante en mis palabras.
Mamá no retrocedió, sino que se acercó más, bajando la voz hasta convertirla en un siseo.
—Esa cazafortunas arrastrada lo ha arruinado todo. ¿Cómo puedes permitir que te hunda de esta manera?
Ahí estaba otra vez. Respiré hondo, tratando de mantener la compostura. Podía sentir los ojos de Sarah sobre nosotros, y sabía que probablemente toda la oficina podía escucharnos.
—Mamá —dije, obligándome a mantener la calma—, ¿por qué no pasamos a mi despacho para hablar? —Señalé hacia la puerta de mi oficina, esperando que captara la indirecta y bajara la voz.
Mamá me fulminó con la mirada un momento más antes de asentir finalmente. Pasó junto a Sarah y entró en mi despacho como una tormenta. Podía ver la tensión en sus hombros mientras se sentaba, con los brazos cruzados firmemente sobre el pecho. La seguí y cerré la puerta tras de mí. Me senté fren