Una esposa para el conde. Capitulo 31
Dos días después de la borrachera del duque, el conde fue a White´s con el único propósito de descubrir dónde se hospedaba Anabelle, pues si era cierto lo que dijo Arthur, la señorita Madison sería el tema de conversación predilecto entre los caballeros.
Intentó disimular su expresión de decepción y desesperación, cuando oyó de la boca de Rutland comentar lo afortunado que resultaba su amigo, el marqués de Lys, al haberse hecho con el corazón de la preciosa joven americana. Una enorme rabia superó al nudo que tenía en su garganta y tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no refutar sus dichos.
Buscó con la mirada entre los demás caballeros al encargado del club, y cuando lo divisó fue a su encuentro. Ambos tomaron asiento en la barra, él pidió papel y pluma, apuntando el nombre completo de Anabelle. Ofreció una considerable cantidad para que obtuviera la información que precisaba de la americana que resultó ser toda una sensación entre sus conocidos.
—Necesito que me