Mientas ambas conversaban, Alice y Audrey, una mujer alta y elegante con bata de médico y el cabello rojo como el fuego apareció en el otro extremo del pasillo y la rubia inmediatamente cambió el peso de su cuerpo de una pierna a la otra y se cruzó de brazos.
— ¿Qué pasa? — Alice preguntó al ver el nerviosismo de su compañera y se giró para ver por encima del hombro — ¿Ya la conociste? Es la nueva cardióloga de planta, dicen que es muy buena.
— Sí, ya la conozco y creo que sé lo buena que es… — Audrey contestó entre dientes.
— Algo pasa entre tú y ella, ¿No es verdad? Te pusiste tensa cuando la viste.
— No es nada, son figuraciones tuyas — ella trató de cortar por lo sano, ya había suficientes chismes.
— Audrey…
— Ya déjalo así, de