Kitty salió del lugar con una sonrisa en los labios y amargura en el corazón. Quería la vida que llevaba Mariam: rodeada de lujos y de una familia. Pero Demian la había rechazado; ella, mil veces más hermosa que la estúpida de su prima.
Ahora solo era una sombra que vagaba, sin amigos, sola. Continuó caminando. Demian creía que ella se quedaría tranquila; eso jamás. Ella había estado maquinando su plan, perfeccionándolo para cobrar la venganza que anhelaba con todo su corazón.
No temía morir, ya estaba muerta en vida, pero no se iría sola, se llevaría a su prima con ella. Lo había jurado el día que logro escapar de ese maldito encierro.
Siguió avanzando; podía sentir los pasos de los hombres de Demian tras de ella. Obviamente intentarían eliminarla. Ingresó a un bar con tranquilidad; el sonido de la música era elevado. Salió por la puerta trasera rápidamente.
Avanzó a pasos rápidos por la carretera desolada; su respiración se aceleró. Estaba en peligro; sabía que dejarse ver la haría