—¡Ha sido increíble! —dice totalmente desmadejada sobre la cama.
—Dios, nunca me he corrido de esa manera.
Sonríe por mis palabras, e inmediatamente se tapa la cara con la sábana.
¿Vergüenza? ¿A estas alturas del libro?
—¿Qué ocurre, chiqui? —le pregunto.
—No has usado condón.
—¿Y?
Se destapa la cara y me mira con los ojos como platos.
—¿Cómo que y? ¿Tú sabes lo que eso significa? No me estoy tomando ningún método anticonceptivo, Jared.
—Repito, ¿y? —no entiendo a qué tiene miedo.
De hecho, no me importaría tener a un pequeño, o pequeña, corriendo por aquí.
Quiero ser padre, y sé que ella también porque una vez me lo dijo, ¿entonces? ¿Qué le preocupa?
—Es muy pronto para eso, ¿no crees? —pregunta levantándose de la cama y recogiendo su ropa del suelo para vestirse—. Aún no estamos casados.
—¿Es por eso que estás asustada?
—No estoy asustada, y no soy tan antigua como crees, no me preocupa no estar casada antes de tener hijos, ese no es el p