Enamorarse del mafioso más buscado del país puede ser el peor error que se pueda cometer porque el peligro siempre te va a asechar y sabes que no estarás segura en ningún lugar donde te encuentras, así sea debajo de las rocas. Camila cometió ese error, se enamoró perdidamente de él y no le importaban las consecuencias que esto traía consigo. Pero la vida no es tan sencilla, su padre en total desacuerdo con aquella relación se aprovechó de la inocencia de su hija y junto a amenazas absurdas la obligó a terminar con él. Un amor que ha ardido en llamas no es tan sencillo de apagar y aunque se apague quedan las cenizas del gran amor que algún día hubo. ¿Podrá Camila superar al gran amor de su vida? Y si este reaparece en su vida, ¿causará alguna sensación en ella? Adéntrate a esta historia y descubre que tanto puede arder el fuego alimentado por el deseo y la pasión.
Leer más—Dmitry, te estaba esperando —dijo ella al ver a su pareja entrar por la puerta principal.
—¿Qué pasa, mi amor? —preguntó él un tanto preocupado al verla con una expresión tan seria.—Tengo algo que decirte —respondió con un poco de nerviosismo—Te escucho.—Me voy de aquí.La observó confundido, ¿a dónde se iría? Sino tenía dónde, su padre no la quería ver sólo por el simple hecho de tener una relación con él—¿Por qué? —a penas pudo decir.—Porque yo no te amo Dmitry, yo no siento nada por ti. Ni nunca he sentido nada, sólo lo hacía por placer, por un simple capricho de adolescente y claro burlarme de que el "Gran Dmitry Ivankov" se enamorara, y ¿sabes? Lo he conseguido y estoy muy orgullosa de ello.Por primera vez en su vida casi pudo escuchar como su corazón se rompía, escuchar aquello de la persona que amaba era hiriente, y aunque lo que decía sonaba absurdo, realmente él lo creía, sus amigos y familiares siempre le advirtieron que esto podría suceder, ella era una adolescente en busca de aventuras y que lo más seguro era que aún no sabía lo que quería ni a quien quería.El ruso endureció su corazón y le dio una mirada feroz, causando cierto temor en la chica que lo observaba con los ojos aguados.—Vete de aquí, ¡vete no quiero verte más! Pero no creas que conmigo vas a jugar así, no tienes idea de a quién has provocado. Me vengaré de ti Camila y en su momento desearás no haber nacido nunca —exclamó él casi fuera de si.Ella asintió y caminó un par de pasos hasta detenerse a una corta distancia del ruso, lo miró una última vez y se calló todo el dolor que sentía al hacerle aquello, y sobretodo el dolor que se hacía así misma al tener que dejarlo.—Adiós Dmitry —dijo antes de continuar su andar y marcharse de aquel lugar que por varios meses le llamó hogar.Pero aquello no sólo era doloroso para ella, pues en ese momento Dmitry se derrumbó, lloró como nunca antes lo hizo y la maldijo una y mil veces, jurándose a si mismo vengarse de ella.—Juro por mi propia vida que volverás a mi y te arrepentirás de lo que has hecho. Aunque te ame tanto, eso no te protegerá de lo que se avecina.Sus manos sudaban un poco a causa del nerviosismo, faltaban unos minutos para bajar al salón donde se llevaría a cabo la ceremonia de matrimonio y ritual de iniciación. Los invitados eran gente poderosa, entre ellos los jefes de las Tríadas Chinas, la Cosa Nostra, la Camorra, la N'drangheta, la Sacra Corona Unita, la Yakuza y la mafia americana. Los grandes líderes de la Bratva eran los anfitriones, aprovechaban esos eventos para reforzar alianzas o limar asperezas entre algunos de ellos. Todos comentaban acerca de cómo era la mujer del Jefe, en lo imponente que debía ser para ganarse el respeto de los miembros de la mafia más sádica del mundo. Las puertas se abrieron dándole paso a Dmitry seguido de Grigori y Nicolay, su porte como siempre era majestuoso, su rostro serio y su mirada indescifrable. Esa noche vestía un elegante traje de color negro, fumaba un cigarrillo mientras escuchaba a su hombre de confianza que le daba reportes de las personas que estaban llegando. Todos quería
CamilaEran en una hora y ya me habían llamado para que confirmara, Dmitry hizo lo mismo cambiándose con un traje a la medida en color acero, resaltando su atractivo. Eran muchas las mujeres que volteaban a verlo, aún cuando iba colgada de su brazo no disimulaban. —Señorita Ferretti, que gusto verla de nuevo por aquí —nos saludó la recepcionista cuando entramos a la empresa. —Hola Fabiola, ¿cómo estás? —le contesté con la misma amabilidad que lo hizo ella—No mejor que usted —sonrió mirando al hombre que me acompañaba. —Vengo a ver a mi padre. —Oh, si, no le quito más su tiempo. Que tenga un buen día. —Igual tú, linda. Seguimos nuestro camino al ascensor notando la incomodidad de mi marido cuando más personas fueron entrando, él era de las personas que les gustaba que todo fuera exclusivo para ellos. —¿Quieres que entré contigo? —preguntó estando a unos pasos del escritorio de la secretaria —Será mejor que esperes, si las cosas salen mal no entrarás. Huiremos y jamás volveremo
Camila La puerta de madera doble se abre dándonos paso a una sala llena de hombres de la mafia, quienes voltean a vernos con sus miradas feroces, camino disimulando mis nervios hasta quedar frente a ellos junto a mi marido, Kai y los dos de los Vors, entre ellos Nicolay. Dos de los hombres de Dmitry entran con una caja abriéndola frente a todos y sacando las cabezas de los antiguos líderes de la Yakuza. —Los hermanos Takahashi han muerto sin dejar sucesores, se atrevieron a desafiarme y he aquí a su nuevo líder —señaló a Kai y el murmullo de indignaciones se hizo escuchar entre los hombres. —¿Y por qué lo eliges tú? Es nuestra organización por lo tanto somos quien decidimos. —Porque ahora Japón es mi territorio, maté a sus líderes y por derecho me corresponde tomar su lugar. Si se oponen a mis decisiones mis hombres están preparados para destruir cada bodega, prostíbulo y propiedades que les pertenecen —gran parte de los soldados de la Bratva comenzó a entrar con las armas alzad
Camila Me veía frente al espejo no creyendo en mi reflejo, ¿en qué me había convertido? Bastaron unos meses para que cambiara por completo, delante de mi yacía una asesina que no sentía ni un solo remordimiento por lo que había hecho hace unas horas, mató a todo el que se le señaló como enemigo. «¿Qué diría papá?» sabía la respuesta, me repudiaría y me tendría miedo, me había convertido en una bestia como ellos, ya no era diferente y no era más la luz en la oscuridad de Dmitry. Él se había encargado de apagarla y envolverme en su mundo cargado de maldad y de demonios. Lo peor de todo es que me gustaba el poder de decidir con la vida de otros, me gustaba la vida que él tenía para mi. Encontré mi gusto por el poder que aún no me daba y una vez que lo tuviera jamás lo soltaría. Me aparté del espejo sonriendo orgullosa, no elegí esto, me obligaron a serlo. El mundo era cruel y yo no iba a seguir siendo una víctima. Sería la victimaria que destrozaría a todo aquel que interfiriera en mi
Llegaron a la torre yendo directamente al piso donde tenían a Hana Takahashi atada de manos y pies sobre una silla, se removía desesperada tratando de soltarse. Movimientos que sólo la hacía desgastarse porque no había salida de ese lugar.—Hana —saludó parándose frente a ella recibiendo una mirada de odio —Hijo de perra —siseó —Oh, sí que lo era, por eso la maté así como lo haré contigo y tu asqueroso hermano —hizo un gesto con la cabeza hacia el hombre que custodiaba la puerta. —No podrás tan fácilmente con mi hermano, recuerda quien es él —¿Ah, si? —los hombres entraron con Haruki siendo arrastrado, su rostro estaba lleno de golpes, al ver a su hermana atada se agitó tratando de soltarse —Entonces, ¿por qué está aquí? —¡Maldito hijo de puta! —chilló dándole vuelta a la silla cayendo al suelo, su desesperación acrecentó al verlo en esas condiciones y saber que no tendrían escapatoria. —¡Suéltala! Ella no tiene nada que ver en esto. —No lo creo, es conocimiento de todos que er
Los valores que nos rigen la mayor parte de nuestra vida a veces son los detonantes para sacar todo lo que nos obligaron a guardar, a no sacar a flote nuestra maldad, esa que se oculta hasta en lugar más recóndito de cualquier ser humano.Camila se aferraba al arma de alto calibre que sostenía en la mano, estaban siendo transportados al bosque donde interceptarían a los japoneses, sabían que se estaban moviendo por esos lares para pasar desapercibidos, olvidando que era el territorio del demonio que respiraba pesadamente con las ansias de exterminarlos, que nada en ese lugar se movía sin que él no lo supiera. Bajo un radar estaban al pendiente de los movimientos de camionetas, los drones estaban en el aire vigilando a la espera de ellos. —Son muchos —comentó uno a su lado. —Pero no más que nosotros —le respondió otroLos susurros entre ellos no paraban, en su mayoría siendo pretenciosos. Él caminó hasta donde había dejado a su mujer, Grigori parecía indicarle algunas cosas y ella s
Último capítulo