Capítulo 5 Tocando fondo

Durante las dos semanas después del ataque, nadie vio al Alfa Ryan.

Los rumores sobre lo acontecido en la manda Claro de Luna empezaban a ser algo más que rumores. Al parecer, los supervivientes habían abandonado el asentamiento y se habían refugiado con otras mandas hermanas. La afrenta había sido grande y los guardias de Valle Maldito se preparaban para una respuesta, pero no parecía que eso fuera a ocurrir a corto plazo.

El Alfa Ryan se fustigaba día y noche con las imágenes de la masacre. Se culpaba de haber permitido lo sucedido y le avergonzaba mirar a su gente a la cara.

Finalmente, el Beta Ryan decidió que era momento de tomar cartas en el asunto. Una mañana entró sin permiso en la alcoba del Alfa y destapó sus cortinas.

-Señor, es momento de volver a la vida.

-Déjame en paz con mis pensamientos Beta insolente

Richard intento aproximarse con más tacto.

-Ryan, no puedes seguir así, el consejo está desatendido, la gente está empieza a hablar…

-¿Y qué dicen Richard? Dicen que su Alfa es un asesino, que ordenó matar a la mitad de la manada enemiga a sangre fría ¿Eso es lo que dicen?

-No, nadie se atrevería a decir tales mentiras. La respuesta solo estuvo a la altura de la afrenta.

-Sabes muy bien que eso no es así, ni siquiera puedes mirarme a la cara. Solo deseo deshacer lo que ocurrió…

De pronto el Alfa recordó algo. Era una idea alocada, probablemente estúpida, pero si podía remediar el mal que había hecho valía la pena intentarlo.

-Richard, tienes razón, tengo que afrontar mis demonios.

El Beta le miró confundido y satisfecho al mismo tiempo.

-Claro señor.

-Manda venir al hermano Teodosio, es muy importante.

-Por supuesto

Richard se marchó sonriente, probablemente pensaba que su señor quería que el chamán de la manada expiase sus faltas. Nada más lejos de la realidad, el Alfa tenía en mente algo muy diferente.

Mientras llegaba el chamán, el Alfa se vistió con ropa cómoda y preparó una mochila para viajar un par de días. Si el chamán respondía a su petición, tendría que salir inmediatamente.

Al cabo de unos minutos el chamán toco a la puerta.

-Se puede.

-Adelante hermano.

-El Beta Richard me ha hecho llamar, ha de saber que puede contarme lo que quiera, no le juzgaré, le ayudaré a llevar la carga.

-Eso espero, ¿qué puedes contarme de Tiberius el chamán?

Teodosio le miró extrañado, sin duda el Beta Richard le habría adelantado que el Alfa quería contarle sus pesares. Cuando se decidió a contestar, lo hizo con titubeos.

-Tiberius el loco ya no es un chamán, lo expulsaron… lo expulsamos de la orden.

-Si, pero, ¿qué sabes de él?

-No puedo contártelo, no puede darte lo que anhelas. Solo es un chiflado, el y todos los que dan pábulo a sus ensoñaciones.

Alfa Ryan se estaba cansando de esa conversación asique elevó más el tono y se dirigió severo al chamán.

-¡¿Acaso reniegas de mi autoridad sucio hechicero?! Sabes muy bien cual es la pena por ese pecado.

En ese momento Teodosio renunció a todas sus preocupaciones y comenzó a hablar.

- Vive en una cueva en lo más profundo del Valle Maldito, a diez kilómetros de la verja de protección. Es muy reconocible por el humo verde que sale siempre de allí.

Por fin Ryan sonrió satisfecho, mientras a Teodosio le reconcomía lo que había hecho en un momento de debilidad.

En un último intento desesperado de evitar lo que iba a suceder, Teodosio se echó al suelo.

-Por favor, mi Alfa, no vayáis. Nada bueno puede salir de ese encuentro, os lo ruego, no vayáis.

El Alfa, que sólo quería que el viejo chamán lo dejara en paz, decidió que contarle una mentira era lo más sabio.

-Por favor, viejo amigo. No se cuales creéis que son mis intenciones, pero yo sólo quiero hablar con el para reprenderle. Al parecer ha estado molestando a algunos de nuestros granjeros.

A Teodosio por algún extraño motivo, esa historia le resultaba creíble, asique se sereno, asintió y antes de salir por la puerta se volvió hacia el Alfa y le dio un último consejo.

-Ten paciencia. Es un testarudo, pero no es un mal lobo. Cualquiera estaríamos mucho peor que el si hubiéramos visto lo que él ha visto.

El Alfa no pudo evitar una sonrisa, tenía lo que quería, lo iba a recuperar todo.

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