«Desafiar tus mayores miedos te empodera para conquistar cualquier desafío.»
MÍA
Despierto a medianoche con un dolor en la pierna. Quedé mal acomodada y la prótesis me rozó. Quiero quitármela. Me duele, me fastidia e incómoda. Retiro la mano de Joaquín que me rodea y busco acomodarme lo mejor que puedo para volver a dormir. Me acomodo la prótesis y me acuesto quedando frente a él. Al verle el rostro en la penumbra de la noche, noto el brillo de sus ojos.
¡Mierda, está despierto! Enciende la lámpara de la mesita de noche y se incorpora apoyando el codo en la cama.
—¿No ves que te haces daño? Quítatela.
Está molesto, pero intenta esconderlo.
—Estoy bien, solo me estaba acomodando para dormir mejor. No exageres —replico con fastidio. No me gusta que me hable como si fuera mi padre. Ya con él tengo más que suficiente. Y con Andrés. Y la abuela. Y los doctores.
Joaquín exhala tratando de controlarse y me observa como si estuviera esperando que le haga caso. No sé por qué se pone así.
—¿Qué?