LEONA SE ESTIRÓ Y SINTIÓ EL FLUJO DE ENERGÍA DE LOS PIES A LA CABEZA. JW seguía durmiendo a su lado, perdido en sus sueños. A diferencia de él, ella se sentía despierta y lista para recorrer el camino hacia el logro de su propia meta: la presidencia de Durlland & Co. Había esperado mucho tiempo este día y casi muere por él. Era el momento de un cambio de vida. Se levantó, se puso una bata y sacó un cigarrillo de la billetera del tocador. Lo encendió y probó el humo: hasta el tabaco pareció adquirir nuevos sabores esa mañana.
Hubo un sabor a riqueza.
Mientras caminaba por la habitación, vio el teléfono celular en la mesita de noche y contuvo la ansiedad de llamar a los socios y preguntarles si todo estaba bien. —No te apresures, Leona. Todo salió