34. Amelia finge ante Cristobal
— Lo sé, respecto a nosotros, creo que es momento de que tú y yo…
— Espera, Cristóbal, por favor — le pidió —. Si, vamos a hablar de nosotros, pero no de lo que crees.
Cristóbal frunció el ceño.
— ¿Entonces…?
— Lo que me pediste esta mañana, eso no va a poder ser.
— ¿Por qué? No comprendo, Amelia. Creí que tú…
— ¿Qué yo quería regresar contigo? Parece que no has aprendido como los años.
Cristóbal la miró por largos segundos. No entendía nada. Ni siquiera parecía ella la que estuviese hablando.
— Amelia, explícate, porque no estoy entendiendo nada.
— Ya estoy cansada de fingir, Cristóbal. Ya me harté. Soporté mucho fingiendo todo este tiempo.
— Amelia, ¿de qué hablas, por amor a Dios? ¿Fingir qué?
Amelia hizo acopio de toda su fuerza para evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas, y a cambio sonrió con arrogancia.
— Ay, Cristóbal. ¿De verdad pensabas que tú y yo podíamos arreglar algo?
— ¿Por qué no? Tú me amas. Yo te amo. Tenemos un hijo que…
— Nunca te amé, Cristóbal. Ni en el pasad