Y ahora que sé dónde está Amira, no puedo dejar que me capturen. Tengo que escapar y salvarla.
Incluso si eso significa dejar ir a Taras. Por ahora.
Taras está empezando a recuperar la razón. No espero a que eso suceda. Salgo por la puerta y cruzo el pasillo a toda velocidad. No me detengo cuando entro en la zona del bar principal y choco con alguien, tirando las bebidas al suelo.
Algunos hombres resoplan. Algunas mujeres gritan.
Sigo adelante. Llego a la acera. Bajo la cabeza, planto mis pies con firmeza y corro con todas mis fuerzas.
Tengo dos objetivos en mi cabeza.
El primero: encontrar a Amira y a mi hijo.
El segundo: hacer que todos los que los tocaron deseen no haber nacido nunca.
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AMIRA
HABITACIÓN DE Amira Y ROSE
Acaricio en silencio el largo cabello rojo de Rose. El collar en su cuello refleja la tenue luz. Un corazón a la mitad, simple y sin adornos.
Una vez le pregunté sobre ese collar. “Un regalo” me explicó con sencillez. “Me lo regaló mi madre cuando nació mi hija.