Tal y como Dara lo había pedido, Abner se preparó para confesarle a Calisto que él era el hombre misterioso de la fiesta de máscaras, un par de días después de haberse mudado a vivir juntos.
Necesitó de la ayuda de sus amigos y de la propia Dara para organizar el momento, mientras Calisto era entretenida por su amiga e Ilan con cientos de pretextos.
Por su parte Kenzo tenía la tarea más importante a su cargo, ese detalle sería el que le conseguiría el perdón de Calisto o al menos eso era lo que joven heredero pensaba.
— Las velas y las rosas nunca fallan — aseguraba Kenzo. Llegó con un séquito de decoradores al departamento de la pareja y en un par de horas lo convirtieron en todo un chalet romántico.
— Solo te pedí un par de cosas, tampoco es como si…
— Como si le fueras a pedir matrimonio — su amigo terminó la frase por él — Ya están casados, ella no lo sabe aún; pero bueno un detalle insignificante, por cierto ¿cuándo se lo dirás? — preguntó curioso.
Abner exhaló con fuerza —- No l