Abner no bromeaba cuando aseguró que no le pondría a Calisto nada fácil el camino para hablar con él, ya había pasado una semana y la joven no había podido acercarse ni siquiera él, esté siempre encontraba un pretexto para escaparse.
— Me está bloqueando —exclamó con frustración.
— Es un tipo muy ocupado — alegó Dara.
— Puedo soportar cualquier cosa; pero que tú lo defiendas, definitivamente no es una de ellas — rebatió su amiga.
— No lo defiendo, me doy cuenta por Ilan que apenas y tiene tiempo de descansar, se queja muy a menudo que él y Kenzo apenas y lo ven — se excusó Dara.
— ¿Dónde está viviendo?, ¿en la mansión Barbaren? — inquirió Calisto.
— No convive con su abuela y ella está ahí.
— El antiguo departamento.
— No, ese lo vendió
— Entonces…
— No, se deshizo de él — se apresuró a responder Dara, sabía que Calisto se refería al departamento que compartieron juntos.
—Oh — exclamó Calisto sintiendo un pequeño pinchazo en su corazón.
—Según Ilan, pasa de hotel en hotel, renta por