Capítulo 41: Tú eres.

Claudia, al cortar la llamada, sintió que el mundo se le derrumbaba, sintió que el aire le faltaba, y sentía que estaba a punto de caerse al suelo. Apretó los ojos con fuerza, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

Le temblaron las manos, caminó de nuevo al closet y volvió a revisar, deseando que estuviera viendo mal, pero nada había cambiado. Sintió el pergamino como un peso de plomo cuando terminó de leer por segunda vez las palabras. Una conmoción visceral la recorrió, dejándola sin aliento, y por un momento la realidad misma pareció distorsionarse.

El hombre que se había abierto paso suavemente en su corazón, cuyo amor sentía tan real como el sol sobre su piel, era ahora un imposible, una broma cruel gastada por las sombras del pasado.

Con unas piernas que ahora parecían no poder sostenerse, Claudia se balanceó. Se agarró a la cosa sólida más cercana, la puerta del closet, para estabilizarse. Sus dedos se aferraron a la madera, buscando la estabilidad que prometía.

Cuan
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