Capítulo 35: Nada fue casualidad.

Claudia abrió los párpados lentamente y frunció el ceño al ver el dosel de la habitación de la cama de la habitación de Andrew en la mansión.

Su mente se arremolinó desorientada; el último retazo de memoria era el apartamento de Andrew, viendo películas en la sala, entre risas y bromas compartidas.

Se incorporó, por un momento la habitación le dio vueltas, cerró los ojos un par de segundos, pensando en qué había provocado ese comportamiento de su parte, y recordó que lo único que había consumido era aquel zumo recién hecho que la señora Leonor había estado preparando.

Con la urgencia atenazándole el pecho, Claudia saltó de la cama, estaba decidida a buscar a su suegra y preguntarle qué había colocado en esa bebida para que le provocara ese efecto.

Sus ojos se fijaron en la nota garabateada apresuradamente por Andrés sobre la mesilla de noche. “Amor, debo salir a resolver algunos asuntos, estaré pronto”.

Se apresuró a rebuscar en el armario, sacó varias prendas y se vistió con rapide
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