POV. ARÓN TAYLOR.

Las horas en este lugar son interminables, una tortura que parece no tener fin.

El día, si es que aquí existe uno, se vuelve eterno, mientras los desgarradores gritos de las almas condenadas penetran en mis oídos sensibles, agotando mi resistencia con cada eco infernal.

Cada sonido desgarra un pedazo más de mi razón, y la angustia de estar en este lugar —lejos de mi familia— amenaza con devorarme.

Thor se siente deprimido, la lejanía de nuestra Luna lo está matando poco a poco.

Jarek ya está recuperado, lo siento en el ambiente; su despertar es inminente. El aire se vuelve más pesado, más opresivo, cargado con esa esencia oscura y maligna que lo rodea. Solo tengo una oportunidad para escapar. Solo una. No habrá otra.

Cierro los ojos con desesperación, buscando conectar con el aroma y la esencia de mi Potra, esa conexión que siempre ha sido mi ancla en los momentos de oscuridad. Pero es inútil. No hay nada.

Cada segundo que pasa, la desesperación se apodera más de mi