76. No soy un asesino de niños.
POV. ARÓN TAYLOR
Me lanzo contra la horda de demonios que habitan el inframundo y los dioses aliados de Jarek, consciente de que para ellos soy solo un bocado.
Sin embargo, no me rendiré tan fácilmente. Lucharé hasta mi último aliento, porque por mis venas corre la sangre de un dios, la sangre de un guerrero.
Mis golpes caen con la fuerza de una tormenta, cada movimiento impulsado por el poder divino que me recorre. Pero son demasiados. Los demonios atacan en bandadas interminables, y aunque mis garras destrozan a varios con cada embestida, siempre hay más.
Mi cuerpo está cubierto de heridas que no terminan de cerrarse cuando un nuevo golpe llega, volviéndolas a abrir o creando otras. Cada ataque me roba poco a poco la energía.
La regeneración divina no es suficiente frente al frenesí implacable de mis enemigos. Siento cómo, lentamente, mis fuerzas se desvanecen.
Aun así, no me detengo. Ignoro el dolor que arde en mi piel y el cansancio que intenta doblegarme.
Cada golpe, cada rugido