CAPÍTULO 64. Fue una pena
CAPÍTULO 64. Fue una pena
Alexa sollozaba sobre los labios de Scott.
—¡No te haré daño, mi amor! —musitó contra su boca y él la atrajo para abrazarla con fuerza—. ¡Te quiero, Scott! ¡Te quiero más de lo que jamás podrías imaginar!
Scott la alejó lo justo para observar sus ojos y tomó su boca con desesperación.
Sus labios se encontraron y se fundieron en un ardiente beso, en el que no existía nada más que el deseo y el dolor del momento. Scott sentía como si le estuviera consumiendo por dentro, como si Alexa fuera la única persona en el mundo capaz de hacerlo sentir así. Era imposible describir lo triste era eso: amar tanto a una mujer así.
La mesa se vino abajo con un fuerte estruendo y las carpetas y papeles volaron por toda la habitación, pero ni siquiera lo escucharon.
Scott echó a Alexa sobre la mesa y bajó las mangas de su vestido para quedarse admirando sus pechos por unos segundos. Alexa gimió cuando la boca de Scott se posó sobre su pezón derecho y lo chupó con fuerza. Luego,