CAPÍTULO 146. Un regalo de bodas
CAPÍTULO 146. Un regalo de bodas
Alejandra sabía que debía estar emocionada, pero la verdad estaba un poco asustada. Al menos a la luz de las estrellas aquel lugar era... ¡bien feo la verdad!
—Mi confianza en ti está disminuyendo a medida que aumenta la posibilidad de necesitar una inyección contra el tétanos, amor —dijo en su oído pero él solo rio.
—Tienes que confiar en mí, porque te aseguro que esta será la mejor sorpresa de todas —dijo Scott—. Es más, cierra los ojos.
Ale obedeció y Scott abrió la puerta del edificio para poder entrar.
El corazón de Alejandra latía con fuerza en su pecho mientras Comenzaba a distinguir un olor característico que la transportó de inmediato a su niñez. Abrió los ojos sin poder evitarlo y miró a su alrededor, tratando de asimilar su entorno. El lugar estaba poco iluminado, pero aun así ella sabía que estaba en una pequeña fábrica y para qué servían todas aquellas máquinas que tenía frente a ella.
Scott la depositó suavemente en el suelo y la abrazó