EN MI PRÓXIMA VIDA. CAPÍTULO 41. La antesala del infierno
Quizás lo peor de todo era que las manos le temblaban, le temblaban cuando tenía que vestirla, que abrochar aquellos botones o subir el cierre. Y moverla como si fuera una muñeca desmadejada simplemente hacía todo en él se rompiera de la peor