Milo se giró hacia Anja con la mirada llena de arrepentimiento y preocupación. Se acercó a ella y acarició sus hombros con nerviosismo mientras le hablaba en un tono suave. En su mirada había una mezcla de confusión y rabia de esas que son imposibles de contener.
—Lo siento mucho, Anja. Te juro por