Él se sentó a su lado frente al fuego, envuelto en su propia manta.
—No lo sé. Mamá me llamó asustada hace algunos días porque no te encontraba y cuando llegué te encontré afuera, pero creo que has estado saliendo desde antes —respondió él.
—¿Y hace cuánto que no duermes persiguiéndome? —preguntó