Andrea apretó los puños y las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas en silencio.
—¿Esto era lo que esperabas? —le preguntó a Zack, que miraba su teléfono con una expresión que variaba entre la rabia y la impotencia.
—Honestamente no —respondió él—. Estaba esperando una amenaza, que soltara la