Me hizo poner las manos en la cama doblando mi cuerpo, me bajó el tanga hasta mis tobillos y abriéndome las piernas, sentí como me poseía con su miembro en una embestida fuerte, moviéndose cada vez más.
— Muévete, me gustas mucho Tania y me encanta follarte, te siento como si fueras mi puta particular — me dijo
Siguió moviéndose cada vez más deprisa mientras gemía y me apretaba las caderas con sus manos hasta correrse, dejándome la marca de sus dedos en mis caderas.
— Quiero vivir contigo lo que me arrebataste con mi hijo, ¿Tomas la píldora? — me preguntó cuando se apartó de mí
— No quiero otro embarazo, David por favor — suplique
— No te he preguntado eso Tania, ¿tomas la píldora?
— Si, la tomo — contesté
— Tíralas o te las tiraré yo, quiero otro bebe y vivir lo que no me dejaste con mi hijo cuando te marchaste de mi casa — me dijo
— Yo me marché de tu casa porque tú me echaste — le contesté, no diciéndome David nada más.
Después de arreglarse la ropa, se fue al cajón de mi