— Lilith, no sabes lo que estás diciendo —. Kamill colocó las manos en el volante apretándola, allí las venas se marcan.
— Yo lo sé y tú lo sabes, Becker.
— ¿Qué es lo que sé? —. Kamill se vuelve hacia ella provocando que Lilith sienta la respiración caliente, Kamill era extremadamente hermoso y nadie ni siquiera un ciego será inmune a él.
— Sabemos que tarde o temprano va a ocurrir, tú comenzaste este juego, lo iniciaste el día que fuimos a buscar al encargado de Sacramento allí cuando la madera no soporto y caímos.
— ¡Lilith! —. Kamill tenía la voz de advertencia.
— Kamill, no me pidas que me detenga cuando soy un ángel dispuesto a conocer el infierno, esto es tentación y con tus secretos puede ser Tentación que se convierta en Lazos de Dolor, pero no me detendré, porque esto es lo que quiero y tú mi incitaste —. Lilith se acaricia los labios con el dedo y Kamill maldice por lo bajo y más porque utiliza exclusivamente su acento al expresar aquello —. Si tú dices que esto es un juego