Capítulo 56. Haz que vuelva
Félix estaba sobre sus rodillas sin importar que ese costoso pantalón se estuviera dañando con la arena del muelle. Su garganta se había secado y sentía como sus ojos se hundían cada vez más dentro de su cabeza.
—¡Haz que vuelva!—, ordenó Fernando a su hermano arrodillado.
—No puedo—, dijo Félix cerrando los ojos y apretando sus puños.
—¿Cómo que no puedes?—, reclamó Fernando acercándose a Félix con pasos rápidos.
—¡Así como lo oyes!—, gritó Félix con sus ojos inundados de lágrimas—, ¡No puedo!
Fernando perdió el control y tomó a Félix de la camisa al nivel del pecho para comenzar a levantarlo y sacudirlo un poco.
—¡Suéltalo ahora mismo!—, ordenó Urdaneta mientras que él y todos los escoltas comenzaron a apuntarle con sus pistolas.
El doctor Spencer levantó las manos y se rindió de inmediato, pero Fernando estaba dispuesto a perder la vida en ese preciso momento. Félix pudo verlo en sus ojos. La furia era incontrolable.
—Yo también la amaba, hermano—, dijo Félix llorando como un