Estar seguros de lo que queremos.
Siguieron hasta salir a un claro, a campo abierto y lleno arbustos. Al llegar allí, Juanne les pidió que se detuvieran y bajaron todos de los caballos.
–Pueden dejarlos sueltos, ellos pastearan un rato. Nosotros podemos caminar y deleitarnos con algunas animalitos que hay por acá –siguió caminando haciéndoles un ademán con las manos para que lo siguieran.
Unos pocos minutos de caminar cuando un cervatillo pasó a gran velocidad saltando entre el monte hasta encontrarse con su madre comiendo arbustos y se unió a ella debajo de unas enormes piedras.
Missie cambió su semblante por una tierna y bonita sonrisa, iba a acercarse pero se movió tan repentinamente que alertó a los animales que salieron saltando y corriendo y se perdieron entre piedras y monte. Juanne les hizo señas con un dedo en la boca de que se mantuvieran en silencio, y con las manos abiertas en movimientos les advertía que fuesen más despacio entre la lo