16 Parecidos.
Ámbar mordía su labio inferior con fuerza, el gusto a hierro de la sangre no la detuvo en aquella acción, ¿y como no hacerlo? Si lo que más queria era preguntarle a la morena que estaba frente a ella, como era que conocía a su primo, pero claro que no podía, Valentina les había advertido lo justo y necesario la noche anterior antes de desaparecer.
— No me pregunten, no diré nada, soy una Constantini, yo no traiciono y tu mejor que nadie debe saberlo Donato. — declaro con voz grave viendo mal a su mellizo. — Solo… mantengan la distancia de Macarena, o Hades los matara.
— No puedes pedirme eso pequeña bruja, él es mi primo, no puede ocultarnos algo como esto, ¡Dios! tiene una hija, mis tíos son abuelos una vez más, y Hades nos debe una buena explicación…
— Por eso mismo Ámbar, deja de ser tan tú un segundo, piensa en cómo ha sufrido Hades todos estos años, une puntos reina del drama y deja que sea él quien explique todo a su debido tiempo. — y esa fue su palabra final.
Y así fue, Ámbar