¡FELICES POR SIEMPRE!

Se llegaron las tan anheladas dos de la tarde y muy puntual como siempre la ambulancia estaba allí, entraron una camilla hasta la enfermería, mi vida se ilumino cuando vi que el enfermero, tenía un tapabocas que cubría todo su rostro, pero dejaba al descubierto, unos ojos verdes que iluminaban mi vida me subieron con ayuda de otro hombre que fue mi mayor sorpresa cuando me di cuenta de que era Ferdinand.

Mierda como carajos habían programado todo eso, la doctora le guiña un ojo a mi hombre y ahí están ellos sacándome de allí, aunque era necesaria la compañía de un guardián, estaba segura de que se la arreglarían en el camino, yo habia sido condenada por la cantidad de muertes, pero no me consideraban peligrosa, ya que los motivos por los que habia cometido mis crímenes los consideraban como dolo y las mujeres que deberían denunciar las muertes de sus maridos, estaban totalmente a mi favor, nunca las metí en esto, me eche la culpa sola, para que ellas siguieran con sus familias.

Durant
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