Lo miré con incredulidad por lo que acababa de oírle decir.
Podría estar delirando.
- ¡No me importa si decidiste alejarme ahora por ese beso, voy a buscar a Hermes y haré por tu reino lo que tú mismo no hagas!- respondí.
El no dijo nada.
Salí del gimnasio dejándolo solo con su odio por Hermes, ahora estaba realmente solo, tenía que encontrar a Hermes y al mismo tiempo proteger a Troya de los griegos, terminar con toda esa guerra.
Necesitaría aliados.
Caminé por el castillo buscando a Hécate, hasta que pasé frente a una puerta muy familiar para mí.
era mi cuarto
Llamé a la puerta pensando en los buenos momentos que había pasado aquí, pero necesitaba dejar eso atrás porque mientras Hades actuaba como un tonto celoso, ni siquiera en su reino, pensó.
- ¿Perséfone? - Hécate me llamó.
Me giré para mirarla, tenía una expresión extraña.
- ¿Que pasó?
- Encontré a Hermes.
- ¿Donde está?
- Las runas dicen que en algún lugar del inframundo, un lugar oscuro.- respondió pero ambos sabíamos que el