—¿Tú? —el médico miró a Alessia con escepticismo.
Alessia asintió con confianza.
—Sí, soy yo. Dame dos minutos, necesito hacer una llamada.
Sin prestar atención a ninguna otra mirada, se dirigió a un lado y llamó a Riley.
Alessia le explicó directamente:
—Hermano, conoces al director del Hospital