—Está bien —respondió el mayordomo, caminando hacia el teléfono fijo, mientras echaba un vistazo hacia Dominic.
¿Por qué sentía que el habitual maestro, siempre tan compuesto, estaba distraído hoy?
¿Podría ser porque la señorita Elle también estaba aquí?
La señorita Elle era muy dulce, y le gustaba mirarla. Cuando Elle regresara más tarde, ¿el maestro desahogaría su enojo sobre ella por culpa de la ex señora Carter?
El mayordomo se preocupó mientras levantaba el auricular, pero entonces escuchó voces provenientes del exterior del patio.
—Elle, los dinosaurios son muy lindos. ¿Cómo puedes no gustarte de los dinosaurios? Mami dijo que debemos respetar los intereses de nuestros amigos, tal como a ti te gusta Blancanieves y yo no diré que eres infantil.
—Está bien, está bien, me equivoqué. Eres un buen hermano.
Las voces animadas y infantiles de los dos niños podían escucharse incluso a distancia.
Tras sus voces, se escuchó la risa cálida de la anciana y sus preocupadas advertencias: —Ten