—Hmm. —Alessia asintió. Jessie tenía buena relación con Bianca, y por respeto a Bianca, le daría su lugar.
Además, Jessie era la única persona en la familia Ramirez que resultaba relativamente agradable a la vista.
—¡Mami, tenemos visitas en casa? —En ese momento, se oyó un alboroto arriba, y Christian bajó dando brincos por las escaleras, seguido por un reacio Christopher.
Al escuchar el ruido, los tres de abajo miraron hacia las escaleras.
Cuando Jessie vio a los dos pequeños idénticos, quedó completamente atónita.
¿No eran estos los gemelos que había visto con Elle en el Hotel Ritz? ¿Cómo habían pasado de niñas a niños, y de uno a dos?
Y además llamaban a Alessia “mami”. Había oído que Alessia vivía con un niño y una niña, pero… no coincidía con lo que ella sabía.
En realidad, no era culpa de Jessie. Inicialmente, Christopher tenía autismo y no le gustaba conocer extraños, así que Bianca nunca lo había traído a conocer a Jessie.
—¡Hola, Hermosa! ¡Eres tú! —No solo Jessie reconoció