Tiffany se atragantó. Entendió la implicación de Alessia.
Alessia fingió no notarla, pero estaba dejando claro sus reproches. Tiffany conocía sus pequeños trucos; no servía de nada intentar ocultarlos.
Esta chica de campo era incluso más difícil de manejar de lo que había imaginado. No era de extrañar que Sisca hubiera sufrido pérdidas a manos de Alessia varias veces.
Respirando hondo, Tiffany comprendió que la situación aún no había llegado al punto de un enfrentamiento abierto.
Si se hubieran desgarrado las caras, no le sería conveniente hacer más movimientos en el futuro.
Además, a corto plazo, todavía tenía que trabajar en el laboratorio con Alessia. Al menos podía mantener una paz superficial.
Con estos pensamientos en mente, Tiffany esbozó una sonrisa natural y fingió, siguiendo las palabras de Alessia:
—Señorita La Rosa, ¿no me vio? Entonces debo haberme equivocado.
Alessia miró la sonrisa falsa de Tiffany, se dio la vuelta y salió al pasillo.
Ahora parecía que las intenciones