—Quiero solicitar el divorcio —dijo Jade en un tono lo suficientemente alto, pero no por eso menos vacilante. Su voz tenía un cierto temblor y esto se debía a que estaba hablando con el abogado; hacer esto equivalía a volver realidad el divorcio.
—Entiendo —respondió el hombre de manera solemne, mientras tomaba asiento en el lugar indicado y sacaba una libreta de apuntes de su maletín de trabajo—. Explíqueme sus motivos para solicitarlo, por favor.
La chica se estremeció ligeramente porque no estaba sola como para hablar abiertamente del tema. Se encontraba en la sala de la casa de sus padres en compañía de ellos y de su abuela, quien no dejaba de observarla inquisitivamente, como si tuviera muchas cosas que decirle, pero hiciera un pésimo intento para contenerse.
Jade sabía que Orena Arison no era el tipo de persona que se guardaba las cosas y en un momento determinado soltaría toda la sopa y entonces seguramente le reclamaría.
No sabía por qué exactamente, pero lo presentía.
Su abue