Jade estaba deseando vivir una experiencia diferente. Así que llegó al club nocturno, que tenía una temática de máscaras, donde la identidad de los asistentes permanecería oculta durante toda la velada, lo cual era muy beneficioso en sus circunstancias.
El lugar era amplio y la decoración evocaba un ambiente de misterioso y seducción que la tenía extasiada. Las luces eran tenues y la música envolvente, mientras las personas bailaban despreocupadas, como si no hubiera nada que pudiera perturbarlos en esas cuatro paredes.
«Justo lo que necesitaba», pensó Jade, quien se sentía harta de la monotonía de su vida de casada.
Se acercó entonces a la barra y, tomando asiento, observó con curiosidad todo a su alrededor. Las conversaciones eran bulliciosas y las risas de los asistentes le daba una sensación de libertad que no había experimentado en mucho tiempo.
—¿Desea alguna bebida?
El camarero se mostró muy atento y le causó bastante curiosidad que también usara una máscara. Al parecer, en ese